Casi, casi, casi... pero no

Jamás me había sentido tan sola y tan vacía. No lo entiendo, por qué es tan difícil amar a alguien.

Yo creía... Ahora no se en que creer. Esperando a que el tiempo me de respuestas. Alguien a quien miras y te hace sonreir. No se me borrará nunca de la cabeza su cara. Lo has conseguido, nunca te olvidaré, y ahora que...

Cómo acabará este viaje...

Para qué contar el tiempo que nos queda. Para qué contar el tiempo que se ha ido.

Dicen que estoy contenta. Será porque al final mi oportunidad no pasó y el viaje acabó bien.




Si volviera al pasado no cambiaría nada, porque todo me ha conducido a él, y yo sin saberlo... Siempre ha estado ahí, y yo fijándome sin fijarme...

Me siento como el patito feo cuando encuentra a su verdadera familia.

Vaya

Que sonrisa más extraña me provoca el ver que hay alguien que no deja de sorprenderme de la forma más grata que nunca he podido imaginar, pero que sí he soñado despierta.

"que sigo aquí, sintiéndote, con este miedo... por que no aguantes, y el corazón se te distraiga por momentos, y te olvides de mí...
Que sus palabras vuelan como locas a extrañarme."

Te entiendo, "me siento feliz, destro de esta tristeza".

Mi historia.

Como Pakman bien comentó en su conferencia, ayudándose de la historia del por qué aparecieron los topos en un bosque desavitado y a su vez por qué aparecieron los alces..., resulta que el por qué de las cosas no es para nada inmediato. Para saber el por qué de algo hay que remontarse a varias consecuencias que se han ido sucediendo en el pasado.

Consecuencias que pasan desapercibidas en su momento y que por separado no tienen demasiada relevancia, pero que han llevado a una situación actual a la que, tenemos la sensación, hemos llegado sin comerlo ni beberlo. Quizá la incomprensión del por qué se ha llegado a tal situación, lleve a la gente a echarle la culpa a una persona en concreto, a una persona equivocada, cuando en realidad todos han contribuido.

En mi círculo.

Soy una botella acabada de vaciar, que sólo puede mirar la lluvia. Estoy esperando algo, no se el qué. No cambiará nada. Ahora sí que estoy estancada.

Esperando nada, el frío quizá, porque los callos de Florida pasaron...

Pensando en dejar de soñar

Pensar no es bueno. Aún me acuerdo de esos ojos verdes, asomados por la ventana. Iba a emprender un largo viaje, un viaje improvisado. Y de repente ya no, ya no pude, porque esos ojos me hablaban, como nunca unos ojos me han hablado. Aún me acuerdo del miedo que sentí.

Tenía la sensación de que iba a morir, pero tanto si decidía irme como si no. Se me heló la sangre. Y no podía dejar de mirarla. Ahí, flotando en el aire, con su bestido blanco y su pelo rubio. Y sus ojos que me llevaban a lo profundo, no se dónde, pero muy lejos, no quería estar allí. No podía escapar, parecía mi destino, que me decía que las cosas irían mal. Un destino de ojos verdes.
Menos mal que hoy, bajando por un acantilado no me caí.

Para qué comprarle flores a los muertos...

Ya está, ya a pasado. "Seguimos cada uno con su vida, yo con mi música, tu... con tus cosas..." pues sí. "El primer día te lo dige, que tenía miedo. Tenía miedo de esto." Pues yo también. Y pensaba que sería más difícil darse cuenta de que lo nuestro como que no. Lo nuestro... como que no. Quizá ya lo sabía. Es como si no hubiera pasado nada, como un lapsus en el tiempo.

"Y ahora qué, me tengo que ir?", pero como te vas a tener que ir. Por mí no. Creo que lo llevaremos bien, "sí, yo también lo creo". Amen.

Y ahora a quitar las fotos. Sólo eso, y lo aprendido. Porque, para que comprarle flores a los muertos...

A borrar la pizarra y a seguir escribiendo. Ah, sí sí...